Como las demás potencias europeas,
Francia tuvo durante un largo período histórico la tendencia a anexar
territorios extranjeros a la fuerza, con fines políticos y económicos. A pesar
de no ser una prioridad, el período de la Francia colonizadora duró varios
siglos. Desde principios del siglo XVI Francia se involucró gradualmente en la
conquista del mundo, caracterizándose por la difusión del catolicismo y la
formación educativa brindada a los pueblos conquistados. Así, la etapa
colonizadora de Francia se puede dividir en tres períodos principales:
La Primera Expansión Colonial (1534 –
1830)
Durante este período los colonizadores
franceses se establecieron en el continente americano, principalmente en Canadá y las Antillas (Martinica, Guadalupe, Santo Domingo), en África y el océano
Índico, como en Senegal y la isla de la Reunión, respectivamente. El comercio
se centró mayormente en el tráfico de esclavos y la caña de azúcar
(particularmente en América). Sin embargo, los numerosos conflictos bélicos en los que el país se vio involucrado disminuyeron las fuerzas del imperio Francés, con un punto culminante en la
derrota en la Guerra de los Siete Años (1756 – 1763) ante el Reino Unido y la subsiguiente
firma del Tratado de París en 1763. Entonces Francia, con el reconocimiento de su derrota, cedió una parte de las Antillas francesas, la región al este del río Mississippi, la colonia de Quebec y la región de Luisiana y Senegal. Posteriormente, la Revolución y el eventual derrumbe político-militar de Napoleón, sacaron de las prioridades a las colonias, a pesar de la pujante economía de las Antillas. Al final de este período el imperio colonial francés había quedado prácticamente destruido.
Tropas francesas en Madagascar |
Nuevo Período Colonial (1830 – 1870)
A partir de 1830 Francia retoma la
estabilidad interna necesaria para volver a interesarse en la conquista de
nuevos territorios. Una conquista emblemática fue la de Argelia en 1860,
seguida por la toma de Gabón, Costa de Marfil y Guinea. Igualmente, el imperio
francés continuó su crecimiento con la invasión del Pacífico, ocupando Tahití,
Nueva Caledonia, Cochinchina (zona meridional de Vietnam, al sur de Camboya) y
Camboya. Incluso, entre los años 1861 y 1867, Francia incursionó en territorio
mexicano sin éxito, encontrando la férrea oposición del presidente
estadounidense Andrew Johnson, quien invocó la Doctrina Monroe. De igual
manera, Francia encontró límites en China al evitar confrontaciones con el
imperio Británico, que para el momento ya era la mayor potencial colonial,
ranking dentro del que Francia después de este período, ya ocupaba el segundo
lugar.
Expansión (1879 – 1910)
Colonizadores franceses en África |
Luego de los conflictos con Prusia,
Francia se hizo más prudente en su accionar colonizador, aunque seguían
aprovechándolo como forma de afirmar su influencia en el mundo. Así, Francia
volvió a centrar su atención en África, conquistando sucesivamente Túnez,
Marruecos y Madagascar. Posteriormente continuó la expansión en Asia, con la
conquista de Vietnam y Laos, que unidos a Cochinchina y Camboya formaron en
1887 la Unión Indochina (bajo el protectorado francés). Para el final de este
período, el imperio francés incluía también los actuales territorios de Mauritania,
Malí, Benín, Níger, Chad, República Centroafricana y la República del Congo en
África, mientras que en el Pacífico se
sumaban la Nueva Caledonia, el numerosos grupo de islas denominadas la
Polinesia Francesa, con el control conjunto de las Nuevas Hébridas con Reino
Unido. Luego de la Primera Guerra Mundial los franceses sumaron nuevos dominios
al garantizarse el control de antiguos territorios del caído imperio otomano (actuales
Siria y Líbano), así como Togo y Camerún (previamente bajo control alemán).
Fin de la Francia Colonial
La Segunda Guerra Mundial dio pie al
declive del imperio colonial francés. Durante el conflicto Japón tomó control
de Indochina, el Reino Unido de Siria, Líbano y Madagascar, también junto a
EE.UU arrebataron a Francia Marruecos y Argelia, mientras que Italia y Alemania
tomaron Túnez. Aunque el general Charles de Gaulle retomó el control de varios
de estos territorios, la posición de Francia no volvió a ser tan estable. De
hecho, pronto surgieron movimientos independentistas en Vietnam y Camerún,
seguidos del cruento y prolongado conflicto con Argelia. Bajo la tutela del
general De Gaulle, varios territorios optaron por seguir siendo parte de
Francia, dentro de lo que algunos llaman neocolonialismo. De Gaulle ofreció
independencia a las colonias, pero manteniendo fuertes lazos a través de ayudas
y cooperación.
Las colonias francesas siempre se
caracterizaron por poseer misiones educativas de importancia, así como una
involucración cultural importante. De hecho, los ciudadanos de territorios coloniales
durante el siglo XX llegaron a gozar de ciudadanía francesa. Sin embargo, particularmente
en los períodos más antiguos, los pueblos colonizados veían su vida
caracterizada por la ausencia del derecho al voto y otras libertades
esenciales, como la libertad de expresión y el derecho a libre asociación. La
comunidad se dividía usualmente en dos clases sociales claramente
diferenciables, una burguesía más educada y una clase obrera.
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